El banco de Hemingway en 1999. Situado frente a la bahía de Alcúdia, en los meses de verano, el sol se pone enfrente suyo, formando luces y celajes en las montañas. Lo construyó un sueco que vivía en una casa aledaña, con unos troncos a los que luego añadió una piedra toscamente esculpida.
Diez años después de la muerte de Alba, alguien lo desmontó tirándolo al contenedor de la basura. Unos vecinos lo rescataron para colocarlo en su jardín. Después ya le perdí la pista.
Hoy, solo un hinojo marino que creció a sus pies sigue marcando la que fuera su ubicación.