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Hay personas de 90 años que jamás han dado nada y que lo único que han hecho es daño a los otros, ésa sí es una vida desperdiciada. En cambio Alba en su corta vida dejó una estela enorme y no dejó tras de sí un dolor trágico, sino una atmósfera de paz, de calma y de cariño.
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Alba escogió seguir ese destino y a mí me tocó acompañarla hasta su estrella, y eso es lo más importante que he hecho en mi vida
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Visité diversos gurús y grupos de duelo que me dieron una clave importante: «No la retenga, deje que se vaya». Intenté acompañarla y rodearla de cosas hermosas. Alba siempre tendrá 22 años.